miércoles, 13 de abril de 2016

Pautas y reflexiones para familias, desde la Unidad de Orientación

Desde la Unidad de Orientación del colegio, Abel (orientador) y Elena (P.T.S.C./Trabajadora Social), os quieren señalar unas recomendaciones acerca del estilo educativo hacia nuestros hijos. Seguramente muchos ya hacéis lo que aquí se señala, simplemente os las ofrecemos como reflexiones o recordatorios. Ya sabéis que estamos para lo que necesitéis y podéis contar con nosotros para aclarar cualquier duda o dificultad en el proceso de crianza de vuestros hijos. Un saludo y que paséis buen día.


1. Educar es ayudar a los hijos a crecer como personas.
           
-Nuestros hijos son los protagonistas de su propio crecimiento.
            -Nuestro papel es posibilitar su crecimiento:
                        *creando un ambiente educativo apropiado en su entorno;
                        *enseñándoles a crecer, a tomar las riendas de su vida;
                        *siendo ejemplo de los valores que queremos inculcar en su vida.

-Se educa sobre todo por lo que se ES y por el estilo de RELACIÓN que     mantenemos con nuestros hijos.

2. Nuestros hijos crecen como personas al ir viendo satisfechos sus necesidades psicológicas fundamentales:
           
-amar y ser amado;
            -tener confianza en sí mismo; sentirse útil, valorado;
            -sentir que la vida tiene un sentido; que hay unos ejes de valor capaces de guiar la propia autorrealización en la vida

Pautas de actuación para los padres


            1.- La seguridad nace del amor. El ambiente de amor en el hogar es necesario para que una persona crezca aprendiendo a confiar en sí misma. Así que, abrazadlos mucho, si son bebés o niños pequeños cogedlos todo lo que queráis (tranquilos, cuando tengan 12 o 13 años ya no querrán ir en brazos…), acompañadlos en sus emociones y miedos y sobre todo utilizad mucha EMPATÍA y paciencia, acordaos de cuando erais niños, de lo que vosotros habríais hecho, de lo que sentíais y pensabais…esto mejora vuestra relación con ellos y NO, no se volverán unos consentidos y caprichosos (porque los límites tienen que existir), sino personas seguras e independientes porque siempre sabrán que estáis ahí para lo que necesiten…

            2.- No basta querer a nuestros hijos, es necesario que ellos se sientan queridos. Necesitan oír nuestra palabra de afecto, de aliento o de reprobación.

            3.- Es necesario revisar nuestras expectativas como padres. A veces queremos determinadas cosas para nuestros hijos porque nosotros no las pudimos tener o no pudimos ser. Son personitas independientes, con sus propias inquietudes y gustos. Deja que realice sus sueños y no los tuyos.

            4.- Debemos buscar campos de éxito para nuestros hijos de manera que tengan frecuente contacto con el triunfo. Todas las personas tenemos aspectos positivos, cosas que sabemos hacer bien. Es decir, si tu hijo o hija no es bueno en el fútbol o en natación pero sí jugando al ajedrez o haciendo manualidades, no le obligues a jugar al fútbol porque todos sus amiguitos lo hacen, así se frustrará y su autoestima bajará. Sin embargo si le potencias y animas y te interesas por aquello que a él o ella le gusta, se sentirá motivado y feliz y esto lo traspasará a todas las facetas de su vida… Y no me compares con nadie, especialmente con mis hermanos, si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces parecer peor, seré yo el que sufra.

            5.- Cuando las cosas no están bien hechas hay que decirlo. Pero en cualquier caso critica el fallo, no a la persona. Es muy distinto decir a un hijo “eres inútil”, a decirle “eso no lo has hecho bien”; en la primera situación pones en duda total como persona, y en la segunda te refieres a una actuación concreta. Evita las generalizaciones del tipo “¡Es que siempre tiras el vaso de agua!”, habrá algún momento en el que no lo haya tirado, ¿no?...O del tipo “¡Nuca me haces caso!”, párate y piensa ¿de verdad “nunca” me hace caso o es en esto que le estoy pidiendo?... Las etiquetas, del tipo “el mayor es muy bueno, pero el pequeño es un trasto y nunca hace caso”, condicionan la manera de comportarse y no al revés.

            6.- Traza metas accesibles a las posibilidades de tu hijo, de modo que tenga que luchar para conseguirlas. Pero no apuntes ni excesivamente alto ni demasiado bajo. Cree en él, y no te fijes sólo en sus resultados, a veces el camino hasta llegar a ellos ha sido duro y ha tenido que esforzarse muchísimo…Valora la torre tan alta que ha hecho con los legos, por ejemplo, y no la metas en la caja de un manotazo porque hay prisa para ir a cenar…

            7.- Que tus hechos no contradigan tus palabras. Trata de ser coherente y, si para ti los hijos son lo más importante, “pierde el tiempo” con ellos, olvida todo lo que tienes entre manos cuando quieran hablar contigo, etc... Se coherente en tus acciones y palabras. Bájate a su altura, mírale a los ojos y “escúchale de verdad”. Si por ejemplo, la norma es que no se come nada antes de la comida o la cena, no se lo digas picando tú una bolsa de patatas fritas…

            8.- No exageres las dificultades para evitar peligros ya que se convierten para el niño en fuente de ansiedad. No existe “el hombre del saco”, ni “tú vas a coger un día la puerta y te vas a ir” porque los hermanos se estén pelando, hayas tenido un mal día en el trabajo o con tu pareja o esa noche no quieran cenar o beberse el vaso de leche y tu ya estás cansada/o de repetirles las cosas…

            9.- Déjalo crecer: tampoco la excesiva dependencia ayuda a formar personas maduras. Tenerlo demasiado pegado a ti puede resultar más cómodo pero no le sirve para madurar. Déjale que suba sólo a los columpios, que se caiga, que te ayude a fregar los platos aunque lo ponga todo perdido de agua, que estire su cama aunque quede con arrugas…

            10.- Tu hijo o hija también te diría, no me grites, te respeto menos si lo haces y me enseñas a gritar a mí también. A ti tampoco te gusta cuando te gritan. No me pegues, cuando lo haces sólo siento más rencor hacia ti y menos confianza hacia mí. ¿Cómo reaccionarias tú si te dieran un cachete o un azote?...como padre/madre nunca se te ocurriría pegarle a tus padres o a otro adulto, por qué a tu hijo/a Sí…Respetadles igual que queréis que se os respete a ti.

Y RECUERDA, LOS HIJOS SON UN REFLEJO DE LO QUE NOSOTROS HACEMOS. ELLOS HACEN LO QUE VEN, NO LO QUE LES DIGAMOS QUE HAGAN, PORQUE SE ENSEÑA A TRAVÉS DEL EJEMPLO.